«Disparando al sol»: Cuando la estupidez supera las leyes de la Física.

En 1988 el director de cine Jose Luís Cuerda nos dejó la obra «Amanece que no es poco». En esta película de culto se narra, a modo de comedia surrealista, el día a día de un típico pueblo español. Aparecen todos los personajes propios de la España profunda: el alcalde, el maestro, el cura, el campesino, el guardia civil, el pregonero municipal…
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En la última escena de la película parte de los personajes esperan ver el amanecer desde las montañas, entre ellos está «el cabo Santos» de la Guardia Civil, megistralmente interpretado por Josep Sazatornil (Saza). Mientras que algunos personajes no saben por dónde saldrá el sol, y otros aseguran (no muy convencidos) que lo hará «por aquellas montañas de allá», el sargento Santos lo tiene muy claro:

«El sol saldrá por aquella colina de la derecha y su reflejo se arrastrará por ése valle de ahí hasta que luz del amanecer…»

Como el sargento Santo está tan convencido, todos los personajes se sientan mirando hacia donde él dice para ver salir el sol y contemplar el amanecer. Pasan los minutos y lo único que contemplan son sus propias sombras, porque resulta que el sol está saliendo por la parte totalmente contraria a donde decía el sargento Santos, el cual coge tal enfado que (al grito «Yo no aguanto este sin dios») se pone a disparar al astro rey para que vuelva esconderse por el sitio donde había salido e hiciera el favor de salir por donde tenía que salir, es decir, por donde él esperaba que saliera. La escena es tan cómica que el espectador apenas puede aguantarse la risa. Pero Jose Luís Cuerda retrata, con esta escena de humor absurdo, una de las ideas más arraigadas en nuestra memoria colectiva:
«Lo que dice un uniforme, o una toga, es una verdad sagrada,  está por encima de las leyes de la física, y no se hable más».

La bala saltarina (caso J.F.K.)

La bala saltarina (caso J.F.K.)


Históricamente tenemos multitud de ejemplos parecidos a éste, y no hace falta remontarse a la época de Galileo y su famoso juicio por la «Teoría heliocéntrica». Más recientemente tenemos, por poner un ejemplo famoso, el asesinato de Kennedy en 1963 y la teoría de la increíble «bala saltarina» que después de herir a 2 personas apareció intacta. ¿Cómo puede un pedazo de plomo romper tejidos y huesos (la quinta costilla y el radio de Connally) y salir de dos cuerpos sin un pobre arañazo? Los que sostienen esta teoría (que es la oficial) están «disparando al sol».

Otro ejemplo lo podemos encontrar en Barcelona con el tristemente famoso «Caso 4F». Cuando la defensa aporta médicos forenses y físicos que afirman (después de revisar los datos de las heridas del policía que quedó tetraplégico) que es totalmente imposible que una piedra lanzada desde la calle pudiese causar semejantes heridas al agente Salas, la juez Carmen García Martínez (juzgado de instrucción número 18 de Barcelona) no acepta estas pruebas porque considera que la versión de la policía está por encima de las evidencias físicas. La juez García Martínez está «disparando al sol».

Ejemplos variados tenemos muchísimos: auténticas barbaridades difundidas por algunos personajes como aquella afirmación que periódicamente realizan algunos políticos de que «Catalán y Valenciano son idiomas diferentes». Lingüistas de prestigio del mundo que conocen el tema afirman lo contrario, pero ésto a ellos no les importa porque consideran sus supuestos argumentos como «verdades absolutas».
Otra barbaridad lingüística con mucha repercusión social fue aquella de: «El catalán es un dialecto del castellano». Los políticos y «periodistas» que defienden estas barbaridades están «disparando al sol».

Sin ir más lejos, en nuestras propias familias todas y todos vamos a encontrar a gente que está «disparando al sol». Son aquellas personas que defienden teorías inverosímiles y ridículas, sin fundamento alguno para justificar el eludir responsabilidades propias, porque ellos son «el poder», «la autoridad familiar», «quien trae el dinero a casa»… Todas y todos (o muchos de vosotras y vosotros) recordaréis el típico «Esto es así porque sí, porque lo digo yo que soy tu padre/madre/hermana mayor…».

Ante estas personas ya puedes argumentar las pruebas, evidencias y razonamientos lógicos que quieras. No va a servir de nada porque para ellos importa poco la realidad, lo que desean es imponer su versión porque se creen, no sólo por encima de las y los demás, sino también por encima de las leyes de la física.

Acerca de ardillanegra

Puede parecer una locura enfrentarse al sistema. Pero, tal y como están las cosas, la locura es no hacerlo.
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